Michael recuerda que el estudio de Great Portland Street se parecía más a una sala de exposiciones que a una oficina de arquitectos convencional. Por aquel entonces, era una oficina pequeña que ofrecía un «entorno agradable y acogedor» desde el momento en que se entraba por la puerta. Trabajando estrechamente con sus compañeros, Michael señala que había un sentimiento compartido de unidad, realizando proyectos increíbles, en los que todo el mundo contribuía y estaba «involucrado en la misma energía».

Michael califica la cultura del estudio de «fantástica», y señala que el entorno educativo ejerce una atracción magnética sobre el personal, que trabaja increíblemente duro a todos los niveles. La introducción de la estructura basada en seis estudios marcó el punto de inflexión en el que se produjo un rápido cambio y crecimiento. El puro amor de las personas involucradas mantiene la producción de diseño de «edificios increíbles»; una faceta que, según Michael, pocos estudios de arquitectura pueden igualar.

De los numerosos proyectos que ha creado el estudio, el Centro de Congresos de Valencia (España) sigue siendo su edificio favorito. Una vez terminado, todo el estudio, compuesto por cuatrocientas cincuenta personas, voló para verlo, y Michael recuerda que fue una «experiencia fantástica». Sobre el trabajo con Norman Foster, Michael explica que su «visión» se ha mantenido constante, que todo es posible y que la mejora constante es la clave.