A principios de 1960, un puesto de profesor en Cambridge, Reino Unido, dio Eisenman la oportunidad de hacer visitas de fin de semana a la Architectural Association de Londres. Fue allí donde conoció a Norman Foster, entonces socio del Team 4 con Wendy Foster y Richard y Su Rogers.

En cuanto a los retos a los que se enfrenta la arquitectura, Eisenman señala la evolución hacia un mayor énfasis en las cuestiones ambientales, tales como la sostenibilidad y edificios con bajas emisiones de carbono. A medida que la humanidad contribuye a la inestabilidad del medio ambiente, los arquitectos tienen que ser más conscientes de las disciplinas intrínsecamente relacionadas, tales como las ciencias biológicas y ambientales.

Junto con esta necesidad de ser ecologistas, Eisenman aboga por una mayor conciencia de los precedentes, sobre todo en el punto de diseño. Este reconocimiento de la historia, como una parte más amplia de la disciplina arquitectónica, puede servir para combatir los problemas medioambientales a los que nos enfrentamos actualmente; «ambos van de la mano».

Eisenman defiende que si escuchamos a los principales expertos en todas las disciplinas «seremos capaces de resolver los problemas de hoy en día», y contrarrestar preventivamente las dificultades futuras. A medida que el cliente de facto es la propia sociedad, los arquitectos no pueden ignorar las cuestiones sociales, políticas y culturales. La educación de una nueva generación de arquitectos, con nuevas instituciones y enfoques de aprendizaje, es un componente vital para abordar el panorama general.