Esta exposición detalla la historia de la fascinación de la arquitectura por la tecnología en las décadas que siguieron a la Guerra Mundial y el anhelo por desarrollar formas arquitectónicas nuevas que utilizaban estructuras ligeras, técnicas de construcción industrializada y soluciones innovadoras de ingeniería. Actuando de este modo, los arquitectos e ingenieros contribuyeron a generar una nueva tipología de edificio o “superestructura” replanteándose los lugares y los espacios dedicados a la cultura, al trabajo, al viaje y a la vida en general y haciéndolo de formas que acabaron influyendo por todo el mundo.

Con la consideración generalizada del “High-Tech”, hay quienes opinan denostadamente que esta etiqueta induce al error al sugerir un “estilo” único. La exposición muestra cómo esta nueva arquitectura moderna emergió a partir de una generación de arquitectos (británicos en su mayoría) que apostaron por romper con las normas. Inmersos en las ideas utópicas y experimentales de los últimos coletazos del modernismo, todos estos arquitectos compartieron una serie de ideas, formas y materiales.

El Sainsbury Centre diseñado por Norman Foster ejemplifica de forma palmaria una arquitectura nueva nacida de este espíritu tecnológico: una “nave con todos los servicios” con una estructura de acero ligera y ampliable envuelta en una “piel” de vidrio y de paneles enganchables de plástico adaptable (y adaptada) a medida que las funciones del edificio han ido cambiando o creciendo con el tiempo. El edificio rápidamente se convirtió en el paradigma de una nueva construcción museística. Sus ideas de sencillez estructural y de expresión, las tecnologías adecuadas y los materiales industriales no tardaron en aplicarse por doquier en proyectos de todo tipo y de todos los tamaños entre los que se incluyeron fábricas, oficinas, intercambiadores para el transporte público y viviendas privadas.

La muestra da a conocer la influencia seminal de figuras como Buckminster Fuller, Jean Prouvé, Cedric Price y Charles y Ray Eames. Podrán verse también ejemplos de “transferencia tecnológica” para descubrir cómo se adaptaron técnicas diversas de los sectores automovilístico, náutico, aeroespacial o de la información para crear materiales nuevos y audaces e innovadores procesos industriales.

La exposición permanecerá abierta hasta el 2 de septiembre de 2018 y podremos comprobar cómo la idea arquitectónica más distintiva y experimental surgida con los últimos estertores del modernismo se convirtió también en uno de los lenguajes arquitectónicos más influyentes y duraderos de finales del siglo XX.

La Norman Foster Foundation colabora en esta exposición con el préstamo de una selección de dibujos del Norman Foster Foundation Archive.