Goldberger llama nuestra atención sobre dos proyectos que fueron momentos críticos para cimentar la reputación de Norman Foster. Primero fue el edificio Willis Faber, que «lo puso en la pantalla del radar internacional», y en segundo lugar el Hong Kong y Shanghai Bank. De este último Goldberger comenta que convirtió a Norman Foster en “una fuerza importante en la arquitectura internacional”, mientras que al mismo tiempo transformó la estética del rascacielos y la práctica de trabajo de su estudio.

Sobre la cuestión de las nuevas intervenciones en los edificios históricos, Goldberger desafía el enfoque de diseño que busca respetar el pasado a través del «mimetismo». El trabajo de Norman Foster, en lugares como el British Museum y el Carré d’Art en Nîmes, tiene éxito al ser «asertivamente moderno» y aprovechar el poder de la yuxtaposición. Para Goldberger, las intervenciones de Norman Foster aquí logran «elegantes equilibrios entre lo antiguo y lo nuevo» y evitan la imitación directa.

Considerando la contribución de Norman Foster a la arquitectura, Goldberger explica cómo sus obras han establecido nuevos paradigmas para el modernismo, al tiempo que mantienen un compromiso con su estética tan fuerte como los edificios que originalmente lo inspiraron. Esto incluye un enfoque que Goldberger define como «urbanísticamente sensible» y con una carrera tan multifacética, diferentes aspectos de este enfoque se pueden encontrar en diferentes proyectos.